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Habitualmente soy bastante estúpido.
Y por supuesto, esa es una excelente excusa para no ser perfecto.
Para no intentarlo de nuevo. Lo que sea.
Para cerrar los ojos.
Para callarse.
Ser un estúpido no es barato. Por ejemplo:
a las tres de la mañana de un día cualquiera llamaron a mi puerta.
“¿Quien es?”
“soy el amor”
Olía a naranjas.
“Podías haber venido más temprano”
“vengo cuando vengo. Y como nunca estás, vengo ahora”
Se fue igual que vino: de vacío.
Y un día, ya no vino más.
Mañana cumpliré tres mil quinientos veinticinco millones de años, y estoy comiendo solo.
Y comer solo es como hacerse uno cenizas.
Como caerse en el café.
Y además me estoy perdiendo la risa de los niños…
Eso dijo el amor.
Y el olor a naranjas.
Y tus manos.
seas quien seas.
Eso, el amor, no me lo dijo.
#Chico #59 #España
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