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1
Érase una vez un niño tímido, amante de la lectura, el cine y la televisión, imaginativo, obediente y aplicado, sin amigos porque su infancia enfermiza le recluía en casa.
Inexperto de la vida y enamorado del amor, su primer flechazo fue tardío y no pasó de platónico: el primer beso que le dio a la chica fue en la mejilla el día que la vio por última vez; dolorido, huyó a terminar sus estudios a otra ciudad para empezar otra vez; y creyó madurar.
2
Érase un veinteañero, gaditano atípico, en Sevilla; recuperado de su infancia y su familia sin amor, descubrió la pseudo-amistad, el compañerismo fortuito, las juergas universitarias y los primeros rollos con el sexo débil... ja, ja... Y aprendió a disfrutar de la vida.
Informático y parado, encontró trabajo de consultor nómada; y trabajó mucho y viajó mucho, y conoció la amistad verdadera y el amor; y le engañaron, y su padre falleció, y el mundo se le vino encima, pero tuvo un accidente de tráfico sin consecuencias que le dio la oportunidad de empezar otra vez; y creyó madurar.
3
Érase un hombre de treinta y tantos, que conoció a la mujer que estaba predestinado para él; romántico y enamorado, a los pocos meses le pidió matrimonio en Venecia.
el matrimonio feliz no encontraba donde poner el nido, hasta que una buena oportunidad de trabajo les llevó a Palma. Ella dejó su trabajo y su familia para irse con él. Lo tenían todo: buen trabajo, una casa preciosa, amigos, viajes y felicidad.
Pero al marido se le acabó el amor y vivía atormentado por dejar de que querer a aquella mujer que lo había dejado todo por él; y descubrió que todo era maravilloso menos el día a día.
decidió divorciarse y romper el corazón de su mujer mientras la culpa corroía el suyo. Tras su separación tenía más ganas de vivir que nunca: quería divertirse, y conocer gente, y viajar, y conocer otro amor, y aprovechar cada minuto de la vida. Quería empezar otra vez; y creyó madurar.
#Chico #54 #España
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