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N algún punto, noté que el tiempo cambiaba. Todos me decían que eso era resultado de la abstracción, pero resulta que yo no me abstraía; yo sólo miraba, escuchaba y dibujaba piernas con zapatos mirando para el mismo lado, árboles con manzanas rojas, casas con chimeneas, vacas raquíticas y peinados que parecían plátanos saliendo de las orejas. Muchos años después vendrían los tatuajes de araña, las ropas oscuras, el pelo desordenado, las risas pérfidas, los teléfonos antiguos, los anillos negros, las pupilas más grandes de lo normal, los cuadernos sin espiral, no demostrar nada, el café con leche, las ampolletas de cuarenta watts y los inventos con palabras, con detalles, con historias y con cuentos. Mucho después, claro.
#Chico #37 #Santiago #México
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