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¿Sobre mí?, ¿esto no es un tanto narcisista? Mejor imaginemos una escena.
Pensemos en un tapeito nocturno – al sevillano estilo – cuando el romanticismo y la amistad se confunden en miradas amables que lo reflejan todo. Estamos en una abacería, de esas a sabor a añejo; de las que aun sirven delicatesen en conservas y embutidos de las mejores añadas de la sierra. El suelo y mostrador de madera. Luz tenue, amarillenta de las tulipas cónicas que cuelgan de la vigas de madera, dan sombra a las facciones y sonrisas.
– Tomemos otra copa de vino.
– Perfecto – dices. Me levanto para pedirlas en la barra. Con un guiño llamo la atención y la colaboración de la camarera. Uno mis palmas de las manos y le pido que me las ate, a modo de regalo – con una cinta de ceda azul que llevo. – ¡Gracias! – Vuelvo a ti, a la mesa.
Te sorprendes, y tercias una media sonrisa que se acentúa en la comisura de los labios, y dices – ¿qué haces, eso qué es?
– Un regalo – respondo.
Con curiosidad lo abres, y yo extiendo las palmas de las manos hacia arriba. Y exclamas – ¡nada!
Y yo respondo – ¡todo!
A veces las percepciones son distintas. ¿Cómo voy a osar describirme?
#Chico #60 #Sevilla #España
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